Un intrépido protagonista
En efecto, según las actas más antiguas del Cabildo cuencano, se conoce que a poco de erigida la ciudad de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, su Cabildo envía a la capital del Virreinato del Perú, a Don Rodrigo Arias de Mansilla, con la honrosa comisión de obtener del Virrey del Perú, la merced de lucir Escudo de Armas.
El comisionado era un ciudadano español, aventurero por excelencia, que desempeñaba el cargo de Alguacil Mayor de la Gobernación de Quito. La misión encomendada la cumplió con diligencia suma, pues a su regreso trajo consigo la Provisión dada en Lima, el 20 de noviembre de 1557. Aquel día, el Marqués de Cañete y Tercer Virrey del Perú, Andrés Hurtado de Mendoza, fundador de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, firmó dicho documento para dotar de Escudo de Armas a la urbe «desde agora (ahora) y para siempre jamás» como curiosamente prescribe la provisión.