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Significado del escudo de la ciudad

 

Víctor Manuel Albornoz señala lo siguiente, con relación a la simbología de los blasones de la urbe: «En el Escudo que señala a Cuenca, Hurtado de Mendoza hace reminiscencia de lo que le es más querido y venerado: traslada a él, por así decirlo, las cadenas y las plateadas hojas de álamo o panelas que exornan sus propios blasones, y de los de uno de sus más preclaros ascendientes arranca también la divisa nobiliaria para ponerla como lema de los de Cuenca...»

La ciudad descansa sobre eslabones irrompibles atados por un nudo fuerte que nadie podrá deshacer. La una cadena que viene desde arriba, desde la izquierda,  representa la fe que nos sostiene, la otra es símbolo de la honradez que recibimos en herencia de espíritu.

Los otros dos lazos de hierro de la parte inferior nos vinculan al trabajo que nos ennoblece como ciudadanos al mismo tiempo que sujetan al deber, es decir al imperativo cívico y cada una de estas cadenas, que nos ligan, tiene un punto céntrico que nos atrae, la Patria.

El amor a la Patria está simbolizado en el Escudo de Armas de Cuenca por la argolla inquebrantable que une todos los eslabones, tal como el amor a la Patria ata a sus hijos en un solo ideal, en una sola aspiración de engrandecimiento.

La corona es símbolo que sólo ostentan las ciudades. Recordemos que Hurtado de Mendoza mandó a fundar Cuenca como ciudad, no como villa, como sucedió con otras ciudades del Ecuador.

Los leones rampantes significan el valor, las panelas de plata significan hojas de álamo, por la abundancia de álamos que existían en Cuenca de España.

Los árboles y el agua significan la abundancia de vegetación y de ríos en el valle donde fue fundada Santa Ana de los Ríos de Cuenca.

La leyenda «Primero Dios y después Vos», como ya se dijo arriba, es tomada del Marqués de Santillana, pariente de Hurtado de Mendoza, quien usó en sus divisas la leyenda «Dios e Vos» hoy transformada en «Primero Dios y después Vos». La palabra Vos se refiere a la Virgen María.