Quiere controlar tu forma de vestir.
Controla tu forma de hablar, lo que piensas.
Te culpa por su actuación violenta.
Abofetea, zarandea o golpea.
Insulta, menosprecia, etc.
Cuando se enfada es capaz de tirar objetos.
Es extremadamente celoso e interroga cada vez que sales sin él.
Es excesivamente controlador.
Te obliga a mantener relaciones sexuales, aunque no lo quieras.
Pide perdón cada vez que insulta, pega o humilla.