Insomnio.
Baja autoestima.
Ataques de pánico.
Conductas que pueden llegar a provocar una adicción.
Depresión.
Nerviosismo.
Cansancio o fatiga muscular y emocional.
Desmotivación.
Irritabilidad.
Disfunciones sexuales.
Bajo rendimiento.
Reducción de las capacidades intelectuales.
Dificultad para relacionarse socialmente.
¿Los detecta? ¡Busque ayuda de inmediato!