En plazas, mercados, plataformas y plazoletas de la ciudad, la Comisión de Gestión Ambiental (CGA), la Policía Ambiental, la Guardia Ciudadana y técnicos del Ministerio del Ambiente y Energía (MAE) ejecutan operativos interinstitucionales de control para evitar la extracción y comercialización ilegal de flora silvestre.

Estos controles se aplican en los principales centros de abasto, donde se ha identificado la venta ilegal de bromelias, orquídeas silvestres, barbas de viejo, rabo de mono y musgos, especies que suelen utilizarse en esta época del año para la elaboración de pesebres navideños en instituciones y hogares cuencanos.

El pasado miércoles, durante el operativo realizado en el Centro Comercial El Arenal y sus alrededores, se decomisaron 78 kilogramos de plantas nativas, las cuales ingresaron al centro de conservación, basado en técnicas de protección y resguardo de especies fuera de su hábitat natural, especialmente cuando la flora se encuentra en riesgo dentro de su ecosistema.

El director de la Comisión de Gestión Ambiental del Municipio de Cuenca, Carlos Orellana, señaló que aún existen personas inescrupulosas que ocasionan grave daño a la naturaleza y afectan las zonas de recarga hídrica de la ciudad. Indicó que estos primeros operativos tienen un carácter preventivo; sin embargo, advirtió que, de persistir estas acciones, se iniciarán procesos administrativos y penales que incluyen sanciones económicas, decomisos y prisión, según lo establecido en el Código Orgánico del Ambiente y el Código Orgánico Integral Penal.

Las acciones emprendidas por las instituciones competentes fortalecen la campaña del MAE denominada “No arranque la piel de los bosques”, que busca reducir la presión sobre los ecosistemas.

Finalmente, la autoridad ambiental de la CGA exhortó a la ciudadanía a asumir corresponsabilidad y no adquirir flora silvestre para los nacimientos navideños, promoviendo alternativas creativas basadas en el reciclaje.

Los operativos de control se mantendrán hasta final de año, considerando además la necesidad de vigilar actividades como la quema  de monigotes y la venta de camaretas, que representan riesgos ambientales y de seguridad